Pinches historias raras del fin de semana

Estabamos el viernes festejando el cumpleaños de un camarada en un baresillo de punchis tranquis (la banda fancy diria "Lounge"), y trancurrian la risa y los alcoholes, gente sin ver de hace tiempo, la morra gordi-buena que siempre es bueno saludarle y verle el escote, el compa cotorro, en si mucha banda que igual me importa un comino.

Nos quedamos en la barra porque la mesa del festejado estaba llena. Voy al baño y de regreso al lugar donde estabamos pues estaba una chava que me gustaba un chingo, era de la facultad y como me encantaba, platicabamos y nos entendiamos cabron, y yo sabia que le gustaba (igual por esas fechas hice o dije para variar alguna tremenda pendejada y se acabo el cuento). Pues platicando con ella y con mi morra al lado, pues por dentro diciendome "puta madre, chingado, porque a mi?" en un proceso autodestructivo. Termino la torturante sesión, y la morra se sento en la mesa que me quedaba a espaldas, exactamente atras de mi.

Puta madre pensaba yo.

En eso que me doy cuenta que en esa mesa hay puras rorras y alguna de ellas con el pelo corto y en evidente postura de galaneo. Con la que me gustaba no fue la exepcion.

Igual no tengo broncas con la banda que elige otros caminos, pero si enterarme que la que me gusto por mucho tiempo y quiza eligio esos cotorreos me causo algo raro, algo asi como "pendejo, te lamentaste por mucho tiempo y de que te sirvio?"

Eso me enseña a que debo de cambiar, a no darle la vuelta tanto a los asuntos, y odiar menos.














Ni madres, LOS ODIO A TODOS (a las reinitas no tanto)